Llorando mis ojos, por tantos destrozos, pero ahora estoy pleno al sentir...
Te miro y no creo que esto sea cierto, tal vez sea otro sueño feliz.
Estás tan callada, bajas tu mirada, no sabes que en este momento vuelvo a existir.
Tú no te imaginas las duras caídas que me lastimaron y no estuviste ahí.
No es un reproche, pues bien me conoces, sabes que te quiero a morir.
Sin explicaciones, no me des razones, con tu amada presencia, mi corazón vuelve a latir.
Nos equivocamos, pero, jamás olvidamos que vale la pena reír.
Los años pasaron, no estuve a tu lado, y a pesar de todo eso, mis logros fueron para ti.
Dulce y bella niña, tus tiernas caricias, no tienen comparación con ningún placer para mí.
Mis días son completos, cuando estás en ellos, y nunca te fuiste de aquí.