Náufrago.
Muchacho que te anclaste a mi puerto,
Dejando atrás tu nave a la deriva,
aun temiéndole a las olas de mi cuerpo,
te hundiste a ciegas en la espuma de mis días.
¡Oh náufrago del mar de mis aciertos
trazaste con mis cánticoss, tu guía!
Juglares gritaran tu desconcierto,
sirenas entonaran mis melodías.
Gastadas las palabras, los intentos,
silente, cabizbajo, sin salida
regresas derrotado por tu suerte,
al mar de tu rutina, casi inerte...
sin concederte adiós o despedida.
¡De tu tristura se apiadaran tus dioses,
será tu pena, el trofeo a tu partida!
Sutil, gallarda desde la sombra de mis versos,
apostaré estrellas fugaces al recuerdo
y cantaré mil alabanzas a tu vida.
Ela Dez.
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