Ruth García

Días.

 

Han pasado treinta días desde tu inesperada partida,

aquella que sin previo aviso te saco de mi vida.

 

Aún recuerdo la promesa de ¡jamás te dejaré!,

el te quiero tan más falso, que solo de ti escuche.

 

Ya son parte del pasado las noches llenas de llanto,

 las miles de maldiciones… que a tu recuerdo dedique.

 

Mi corazón y mente de acuerdo están

¡que un te extraño! de mi boca ya jamás saldrá.

 

Son treinta días desde que la vida

me dio una inmensa alegría,

desde que me enseño a no volver a confiar

¡en ti nunca más!.