Amargo sabor a decepción, dolor intenso y profundo, destructor de sentimientos.
Falso amor fugaz, sensibilidad letal, alma desahuciada que intenta resucitar.
Te supliqué una sola vez. Sin ti, el mundo sería un árido infierno ardiente.
Pero no te importó, pudo más la crueldad que nuestro espontáneo amor.
Mi última esperanza era que tu corazón sintiera mi sincero arrepentimiento.
Ahora la ilusión murió, y sentí una daga envenenada, llena de rencor, justo en el pecho.
No olvidarás... Sé que lloras por días enteros, me culparás siempre por ello.
De noche la música te acompaña en tu dolor, tomas cuenta de la cruel decisión.
¡Unos pocos días después de asesinarme, dices empezar a necesitarme!
Ya cuando sólo hay nada por hacer, me juras que deseas en el tiempo volver.
Confieso, ¡Desgarraste mis entrañas, mis piernas pesaban toneladas!
El amor murió en mi corazón. ¡Ríete!
Anclada dejaste una enorme lección, conocí la frialdad entre dos enamorados.
Lo único que ansío es liberar mi mente de los torturadores recuerdos.
Sólo necesito de un bolígrafo, y así desvanecer los amargos momentos.
¡Aleja de mí, tu amargo sabor!