En cinco minutos dejaré de pensar,
No sentirlo talvez, en el tiempo furtivo
De trescientos instantes, implacables sin ti.
En el segundo último olvidado ya habré
Lo que está escrito aquí,
Pero estas palabras que regaron la tinta
De los días más grises seguirán en silencio,
Premunidas del tiempo, por un lapso sin cifras,
Hasta que puedas verlas y te hablen lo mismo
Que no quise decir.
Te hablarán sin dobleces, contenidas, rasgadas,
De lo que alguien que ignoras apenas pudo escribir.
En cinco minutos seré fuga en el aire
O una tinta grisácea esparcida, encriptada,
Suspendida e inmóvil en el tiempo sin fin.