Denil Agüero

VIII

¡O noches de cielo claro!

que, con agua y borrosidad, admiro impresionado.

Por una vida que vale un murmullo, y tonto,

yo que salgo a observar la luna, perdida en el olvido.

 

Así yo, cual luna blanca y olvidada,

me hace ver mi vida en ella,

quiero abrazarla, y sentarme con ella por siempre arriba,

tanto diferente, a ti todos te miran, yo, el negro compañía.

 

Muerte es aquello que tú anhelas y yo contemplo,

por mis manos un día llegará, y tú con ella mirarás, lo mío.

Me devolverás lo que te he dado, madrugadas observando,

la luz teñida de sufrimiento, luz de un árbol colgando,

alumbrando.

 

Esa luz revela, lo que a nadie le importa.

Esa luz con miedo busca, lo que en horas olvidado.

Esa luz observa, tiempo en la basura.

Aquella luz que sin titubear me susurra: hazlo.