Luis Rayo

ADMITO TU GRANDEZA

 

¡Señor!, veo tu inmensa grandeza,

sembrada entre miles de razones,

que van en contra de tentaciones,

que desbocan mi propia torpeza.

 

¡Señor!, mi corazón con firmeza

busca encontrarte en adoraciones;

mis andares con claudicaciones,

se vuelven como tristes flaquezas.

 

¡Señor!, te siento un poco  lejano

en momentos de tantos  rencores, 

y otras veces, más y más cercano.

 

Si el perdón  ampara, sin dolores,

con arrepentimiento de hermano,

Dios en mí,  somos predicadores.