Me odio por ser como soy y dar tanto de mí sin recibir, por creer que el amor es lo más hermoso que puede existir. Me odio más por creer en las palabras de los demás, y buscar lo bueno que tienen sin ningún logro. Me odio por que en estos momentos mi corazón insiste en amar, y por más fuerte que yo sea contra eso soy débil. No hay nada en este mundo que se rompa como un CORAZÓN.