Os cuento la historia de un niño muerto y sus poemas para el club de literatura.
Escribía el despechado, no sé si por tu cuerpo
o tus palabras.
Tinta blanca en su pluma dibujaba, todos tus problemas
en hojas negras.
No sabía si fuiste tú aquella vez, y lástima para él,
tu mirada callada en las aguas.
Hoy es un caso olvidado en los libros, pero cual maldición de historia, tú perfectamente te recuerdas.
Él nunca escribió para celarte, tu cuerpo en silencio nunca se lo dijo.
Lágrimas salían de su mano y su pluma, le hería recordar,
cuando lo poseía en su momento.
No hablemos de su muerte, pues sinceramente ni a ti ni a nadie le importa un carajo.
Debiéremos de hablar sobre la razón, por la cual, sangre levitando, se la diste sin llanto.
Y tu muerte también se olvida, pero nunca, aquel verso que con amor te repetía:
el sol envidia, el calor de tus abrazos.