¡Se creía marinero con traje de luces!
Aspiró aire profundamente
y en su velero, construido de sueños,
a la mar se echó
surcando las olas y al viento,
sin brújula y sin timón.
¡Se creía marinero con arte torero
y sin miedo, al mar se puso por montera!
Con red y capote en mano
marchó de un bello puerto
y de la luz de un faro
que brillaba como un lucero,
tan sólo para él.
¡Se creía marinero y torero de alta mar!
En la taberna, después de faenar,
cuentan los marineros de alta mar,
que por las noches le oyen cantar
tristes canciones de amor
a las sirenas, que muertas flotando van
y muleta en mano,
cita a las caracolas por chicuelinas
bajo un cielo de estrellas, todas sorprendidas,
y la luna llena por testigo.
¡Se creía marinero y torero
en los ruedos de la mar!