Sensación de impulso recorren los cuerpos,
como una corriente eléctrica distribuye energía a
cada parte de la imperfecta masa corporal.
El tacto frío de sus cuerpos eriza de la cabeza a los pies,
el contacto de sus dedos entrelazados con los tuyos
en un acto de nerviosismo derivados del placer.
El cruce de las miradas tratando de ver
más allá de la piel, en un intento de apreciar
lo que solo ¡se puede tocar!.
Disimulados y precavidos, intentar obtener
un beneficio del fruto prohibido, aquel que
mancharía el fino rostro de un ajeno ser.
Bajo mil luces en la ciudad, escondidos
delincuentes del romance, disfrutan el
consumo de humo y perfume en su piel.
Manchados por la tinta de una pasión prohibida,
deambulan por calles como desconocidos,
ante una sociedad que no puede aceptar
¡su manera de amar!.
Su único crimen es la pasión que se
desborda en los mares de su limitada libertad.
El miedo en sus noches de reunión, habita en
la recepción de una no lujosa habitación.
Convirtiéndose, esta en un cuna de sueños
para estos delincuentes, donde se ve nacer
¡una deliberada pero sensata adicción!.
Jóvenes atrevidos envueltos de una
temperatura que domina su más mínimo ser,
adultos cobardes buscando placer en
cuerpo ajeno recordando el ayer.
Delincuentes del romance, buscando
en la fría noche un lugar ¡donde puedan
convivir los felices amantes!.