Ruth García

Delincuentes del romance.

Sensación de impulso recorren los cuerpos,

como una corriente eléctrica distribuye energía a

cada parte de la imperfecta masa corporal.

 

El tacto frío de sus cuerpos  eriza de la cabeza a los pies,

el contacto de sus dedos entrelazados con los tuyos

en un acto de nerviosismo derivados del placer.

 

El cruce de las miradas tratando de ver

 más allá de la piel, en un intento de apreciar

lo que solo ¡se puede tocar!.

 

Disimulados y precavidos, intentar obtener

un beneficio del fruto prohibido, aquel que

mancharía el fino rostro de un ajeno ser.

 

Bajo mil luces en la ciudad, escondidos

delincuentes del romance, disfrutan el

consumo de humo y perfume en su piel.

 

Manchados por la tinta de una pasión prohibida,

deambulan por calles como desconocidos,

ante una sociedad que no puede aceptar

¡su manera de amar!.

 

Su único crimen es la pasión que se

desborda en los mares de su limitada libertad.

 

El miedo en sus noches de reunión, habita en

la recepción de una no lujosa habitación.

Convirtiéndose, esta en un cuna de sueños

para estos delincuentes, donde se ve nacer

¡una deliberada pero sensata adicción!.

 

Jóvenes atrevidos envueltos de una

temperatura que domina su más mínimo ser,

adultos cobardes buscando placer en

cuerpo ajeno recordando el ayer.

 

Delincuentes del romance, buscando

en la fría noche un lugar ¡donde puedan

convivir los felices amantes!.