Oh Dios, he de confesarte irreverente
Que aún te busco, entre mis prolongados trastornos, mis esplendores de fábulas y torsos desnudos
He dejado florecer los años, para premiar mi credo con el escorzo quimérico de tu angélica figura
Estatua inerte, ha moldeado mi locura
Oh Dios, como lluvia indócil, montaraz, me inunda el desvarío
Pena, pecado, arrepentimiento, conmoción en los sentidos
Gime el alma, se estruja el espíritu
Arrastro sin empacho el fastidio, lo vivido
Lloran en mi alma los aromas, los amores
Se mutilan las imágenes de vientres paganos y semblantes terrenales
Oh Dios, me he perdido
Socavada mi alma de castigos e ilusiones
Vuelven, gritan, avasallan las pasiones
He dejado florecer los años, para dominar la rebelión de los sentidos
Fragancias de cardos y alelíes, para dominar los miedos y el hastío
Oh Dios. Te has ido