Con la vida que me queda,
quiero forjar una idea.
Una idea que arrebate,
las tinieblas que me acechan.
Y en un resquicio de luz,
que atraviese mi entereza.
Andaré nuevos caminos,
a horcajadas sobre ella.
Así, al volver al tropiezo,
buceando en el error,
busco encontrar el remedio.
Sobrevuelo sobre el ánimo.
Para al verlo desde arriba,
comprender su fino acento.
Y entre los claros y oscuros,
desempolvar los recuerdos.
Sueña el tigre entre barrotes,
con las extensas praderas.
Y en el brillo de sus ojos,
la nostalgia se releja.
Como un animal gregario,
cada fibra de su cuerpo,
a la manada reclama.
Y en su esquemático ideario,
en su mirada se observa.
En el tiempo que me queda,
quiero ser como el aroma,
fluido en su misma esencia.
Volátil como una pluma,
ligero como la forma,
que huye de la materia.
Contemplando desde el borde,
el abismo que me espera.
En la colina del sueño.
Con la mirada en el centro.
Ver desde fuera hacia adentro.
Desde las estrellas ver.
Y en el interior el tiempo,
para poder comprender.
A.L.
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