Hoy estoy deshojando versos por mi ventana para
que a través de mi respiro el viento los lleve ante
tí…
Y hay un enjambre de suspiros que salen de mi
pecho al sentirte en mis adentros aunque en
realidad no estés aquí.
Es tu presencia fuerte como el trueno que levemente
se deshace entre la montaña y hace temblar así la
tierra como tiemblan por dentro mis entrañas…
Y así desear una cascada de besos ardientes que
me consuman lentamente cual selva virgen
arrasada por el fuego temiendo por su vida
agotándose frente al crepito que la hace agonizar.
Llegando al límite de no morir
para volver a redimirse de las cenizas
implacables de lo que la quiso devorar,
y ver nacer lo verde de la tierra, la sabia de la
vida y la sangre hirviendo en lo que pudo ser
pasión.
Y esta crece entre las sombras, y te busca en las
penumbras para envolverte como liana y
asfixiarte así con esta humana que ha perdido la
razón.
Y entre tierna y salvaje se ha convertido en una
fierecilla inquieta que como a un señuelo te busca
para poderte devorar.
Es el instinto, es esta tierra, es la bravura que
mana en ella y esta corre por mis venas que se
hinchan sin razón.
Es una tierra escrita con sangre, es el calor del
caribe quemando mis pies, es un sentimiento que te
arrastra y no se puede controlar,
queriendo llevarte conmigo y
no quererte liberar.