Y de nuevo, tu boca se apacigua.
el amor no se entrega, si prescribe,
y la escarcha en tu alma lo percibe
el invierno llegó con luz antigua.
Pero tú mi pequeña tan exigua
que moldeas tu cuerpo en el caribe,
tu textura fibrosa lo describe
y el verano caliente, lo atestigua.
Si de cada estación tuviste amores
de color madreperla de ceniza,
y con tu aura de encanto los cubriste.
Si la carne es la cruz de tus dolores,
mi pasión no será la advenediza
que se olvide el amor que me pediste.
Claudio Batisti