He prometido con cada lágrima olvidarte,
pero bien lo sabes que es imposible,
pues te llevó tatuada en mis pupilas
y con cada recuerdo, apareces otra vez,
brotando de mis ojos, bajando por mis mejillas, hasta llegar a mis labios;
en donde me gustaría que te quedarás cinco minutos más.
Porque cuando se quiere solo hace falta recordar...