¿Ficción o realidad filosófica?...
¿Recuerdo de un terrible cataclismo primigenio?...
¿Castigo de algún dios inexorable?...
¿Cómo pudo después de tantos siglos
pervivir en el fondo de los mares,
en el seno inescrutable de las selvas
y soles heridos del desierto?...
¡Por la mítica lumbre de los sueños!
Desplegué mis velas incontables
enrumbando hacia la isla presentida;
cumplí el largo periplo del regreso
y aquí estoy con mis pruebas:
laberínticas visiones bogando entre las sombras,
sorteando asechanzas milenarias.
El hilo de Ariadna que no acaba
y me lleva hasta el borde de la roca
en la Cíclada de vórtices dolientes.
¿Hasta cuándo el ancestro de las Pléyades
seguirá como un paria bajo el mundo?
¿En dónde están sus jardines y llanuras,
su hermosura opulenta
de frutos refrescantes y magníficos?
¿Sus destellos de fuego?...
Sus recintos de murallas defensivas,
sus numerosas naves, ¿en dónde están?...
Sus Pegasos inmensos, sus delfines y Nereidas;
Poseidón y sus monarcas regios,
¿en dónde fracasaron?...
Adiós isla perdida,
improbable continente sumergido:
ya no tendrás mi canto ni mi confianza ingenua,
porque mi voz es una estrella
fulgurante y segura
convertida en velero que viaja hacia el futuro.