Claridad como epifanía, diría, la melodiosa tempestad
que, alta cual montaña, tu felicidad.
Delicadeza como adoración, cantaría tu fragilidad,
que, en prominencia aclama, tu danzar.
Carisma como lábaro, mostraría tu manejar
que, encanta a cualquiera, prisa en tu hablar.
Deseo, que no existe, con palabras y tu voz vaga,
hace que el sol olvide, que tu albor ignore,
hace que yo te observe, que mi ignorancia aconseje,
hace que el mar recuerde, que tu luz apremie,
hace que yo me mire, que mi inopia incite,
y que todos juntos olvidemos, amistad, él o ella.
Pensamiento inhóspito, que nos une en carcajeo,
con un viento que sueña, tremolar tu alafia,
con un fuego que vocaliza, apagar tu energía,
con un céfiro que fantasea, ondular tu injusticia,
con un ímpeto que tararea, sofocar tu pujanza.
Y así, con brecha infinita, nuestra amistad acarpa.