FESTÍN GÓTICO
Harpías que no sé si al día sexto las misericordias,
si al Judas de los doce aplaudan,
le tributen un patíbulo de espinas,
credos de las sombras,
Oh! Ángeles de un cristianismo desolado.
¡Despertad!
Y luego las miserias, las que robé de mi bolsillo,
arrojadas para verlas brillar en el oscuro aposento de los ayes;
allí, donde están los comediantes con espadones en el alma y arrugas en la espalda.
Y no sé por qué.
Ya acuden los actores ataviados de angustia;
me arrebatan risas amargas.
El viento metáfora siniestra, arcana.
Loé mis bártulos, mi traje aurora. Tal vez por última vez luzca sonriente mi labio amargado,
¡ay!
¡Ya tráiganme el dramático vino de una viña de Cascas!
¡Qué se embriague el gorila agazapado en mi garganta! ¡Y para siempre!
Y no sé por qué.
Monstruosidades, que no sé, sus graznidos de a millardos
ovacionan al actor que pasea entre las llamas
a un corazón deshidratado...
Yo les apetezco, me cubro en una cortina de Neón, ¡tantas miriadas no han de caber en mi cabeza!
Y les miro. Y ellas, con languidez de un buitre desahuciado,
ansían engullir mis escasos sentimientos. ¡La llanura es un infierno de uno a mil!
Al preludio deste infeliz acto, en su gallardo desafío, un hambre agusanado es insaciable.
Y no sé por qué.
Mientras, danzando, trazan círculos en mis arterias frágiles,
como sentencia a mis iniquidades.
En la pendencia, la elucubración mastico y con ella la fatal dispepsia se apodera de mi vientre,
¿es tal acto Lazarino?
Mas, no me emborrasco con la indigestión
al ver a los sin frac, a los que pulen su patíbulo junto al cristiano de Israel.
Judas, echado al viento, no es más que un grotesco monigote gesticulando una barbarie.
Esta comedia tiene silabeado un nombre:
FI-NAL
Y yo me río (risas)
Y no sé por qué.
Entonces,
con sus ojos deshonrados por la pirexia de su cuerpo,
las grasas de mi piel desnuda les atormentan;
sus curvados picos cascabelean al degustar mi aliento mezclado con la arena;
son lascivas escalofriantes con un ojo de ternura.
Una posa en mi cabeza su adversa zarpa,
es amante de ultratumba que ama mis blancos huesos,
que ha reservado a mis ojos despojarme del martirio.
Pero, en esta crápula, ya no siento ningún remordimiento,
no entiendo la soledad de mi memoria
¿será que esta sombra es del olvido?
Ya se agota mi plasma y mis plaquetas.
Ya mis neuronas me abandonan…
¡Y no sé por qué!
06:31 p.m.
11-08-2018
(del Festín de los gallinazos)
Autor: Santos Castro Checa
(Rudavall ¡luz y sombra!)
Mallares Peru
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