alupego (Ángel L. Pérez)

EL VERSO SE QUEDÓ MUDO

 

No se oculta la intención,
con banderas y estandartes.
No se oculta la razón,
sembrando la incertidumbre.
No se encubre la verdad,
con personajes de alambre.
Ni tiene consuelo el hambre,
con promesas de teflón.

La noria sigue girando,
aunque el líquido escasee.
Nunca se detiene el viento,
aunque la calma le rete.
A la noche sigue el día,
aunque el Sol sea prisionero,
del negro que le sublime.
El calor romperá el hielo.

Como incansable viajero.
El aire fuerza la entrada,
de los lugares secretos.
Arcanos pozos oscuros,
donde solo habita el miedo.
Incansable va ocupando,
los pulmones del respeto.
Siempre presente sin verlo.

Candiles en las tinieblas,
que solo visten de negro.
Como de luto los rostros,
se demudan por respeto.
Titilan los corazones,
ante el oscuro secreto.
Y un coro de viejas normas,
se prodigan en silencio.

El verso se quedó mudo.
De tanto mirar adentro.
Apretando sobre el labio,
que le tiene prisionero.
Quiere volar con el pájaro,
y derramar su pasado.
La muralla de los dientes,
al querer salir se opone,
dando a su huida el fracaso.

Libre quiere ser la rabia,
el enojo y el enfado.
Libres los fuertes latidos,
rompiendo el pecho de cuajo.
Las palabras alentando,
al grito que va llegando,
a los acerados labios.
Libre la voz de los sabios.

Como un recipiente hueco,
vacío de desencantos.
Donde se vierten las aguas,
como lágrimas de ébano.
La luz sucede a la sombra,
para llenarla de encanto.
Y en una doble pirueta,
la vida se va gestando.

Nada se pude ocultar,
cuando lo noble hace nido,
en el vientre del humano.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
08/12/2018