Jordan Sanchez

Abismo

 

Allanamiento de las olas negras,
perenne el mineral de la caverna,
topacio tejido sobre las grutas
(parientes de mis venas)
de cada atardecer inanimado,
como una marioneta sobre la noche infante.

Las oscuridades permanecen
en libertad de subsuelo,
cortando las paredes ectoplásmicas,
las rocas de fantasma de hace una semana.
Las paredes se desnutren en penumbra:
Espíritus entumidos a medio morir,
no hacen falta.

Llevo una linterna de luz de mujer.
La ceguera se ausenta de los ojos,
la ceguera que combate con el oscuro
de los suelos inhóspitos, tramposos.
Mis pasos se diseñan con esa ingeniería
que orbita como el astro más atento
mis retinas desaparecidas.
Mis pasos se diseñan con ese conjuro
de la noche empecinada en hacerse inmortal.
Mis pasos se diseñan con esa silueta,
dibujo de serafín terrenal.
Linterna que no cede.

En esta profundidad de oscuridad muerta,
de vacaciones y de huelga.
Sigo descendiendo.
¿Arriba o abajo?

Así entonces mi descanso se encuentra en este espacio.
Así entonces mi descanso se encuentra en este cuerpo.

Voy al origen.
Voy hasta el fondo,
no me busquen.