Habremos desmadejado ovillos
del principio al principio
o de una parte a la nada,
según dónde tocara comenzar
a tejer, a enhebrar,
a remendar o hilvanar.
Habremos atado cabos,
apuntalado hilados.
Y el abrazo de una tarde,
improvisada,
nos zurcirá en las manos
crisoles de hogar,
pespuntes de estancias,
de identidad o de casa,
en bastidores nuevos
y en velos y ropajes
que vestiremos luego.
Habrán pasado factura festones y andadura
y no sabremos del todo si era disfraz o juego
nuestra costura.
Imagen: Fragmento de pintura en el muro de Berlín (César Olhagaray)