Mi Señor.
Una rosa candorosa y de rojo color
Dándome señas de tu gran amor
Me dejas tendida en la cama de los dos
Entre besos y abrazos sueltas tu calor
Me seduces y me entregas toda tu pasión
Olvidando en un instante el dolor que me aquejó
Soy constante y silente en mí esperar
Que conduzcas tu cuerpo a mí mirar
Sé que no soy nada, nadie sin tu amor
Tengo rosas, piel, abrazos, sueños, calor
A tu lado y para siempre mi amado, mi Señor.
Mi camino siempre será a tu lado.
J. 8. 18.