El tiempo transcurre a tu alrededor, veo tu pálido rostro
con rayitos del sol, tus hermosas perlas que no permiten
mi mirada desviar, esos labios carnosos que siempre deseo besar.
Quisiera decir que fuiste dibujada por el más fino pincel,
eres una obra maestra, la escultura perfecta,
la más hermosa maravilla que me regalo esta vida.
Disfruto escuchar la melodía que tu alma me regala día a día,
oír tu voz es la más importante energía de mí vida.
Cuando dices que me amas me alegras el alma.
Veo al despertar, esa silueta esbelta ¡que asusta cuando enfermas!,
tu bello cabello ¡color noche!, que cae como cascada sobre tu espalda.
Esos hoyuelos que me regalas cuando me vez a la cara,
el brillo en tus bellos ojos cafés, son la cafeína
para despertar alegre cada día.
Tu manía de caminar tratando de llamar mi atención,
Incitando siempre a debilitar mí duro corazón.
Tu mirada coqueta cuando lentamente te me acercas,
esa manera de jugar con tus labios cuando te deseo besar.
Tu incitante manía de quitar tu poca ropa
dejando a la vista tu cuerpo desnudo,
siento la llama dentro cuando me dices
al oído sensualmente que me amas.
Adoro el fino tacto de tus dedos recorriendo mi boca,
siento el alma hipnotizada por tu mirada,
soy vulnerable a tus despiadadas intenciones
de volverme loco, ¡ante el rico olor de tu piel!.
Veo en ti la más bella puesta de sol,
eres arena fina sobre la playa, que se
cubre de humedad cuando sube la marea.
El calor que emana la tierra, mi piel lo disfruta,
amo lo dócil que es tu arena cuando la tomo
entre mis manos, disfruto como baja por mi fría
espalda el sol, presagiando el inicio de la noche
¡donde volverá a nacer la pasión!.
Ruth García.