Quisiera erradicar las dudas que posees sobre tu propio valor. Sería para mí un placer, devolver la alegría que solías tener.
Si pudiera, con un acto improvisado, demostrarte la belleza que llevas en el interior. Sé que te es imposible confiar.
En cuanto al exterior, tus ojos están al límite de la perfección total. Resulta inconcebible el que no mires tu propia majestuosidad.
Extrañas las compañías que te hacían sentir muy bien. La amistad, invaluable para ti. Para mí, irreemplazable, tu amor.
Hermosa al despertar, angelical, cuando dormida te vuelvo a encontrar. Pero se que es tu deber volar, aunque te alejes un poco más.
Toma mis ojos, e intenta mirar lo que yo puedo apreciar. Estás frente a mí y creo que no es verdad. Hermosa, incluso al llorar.
Perfección, y mujer a la misma vez. Tus virtudes se contarán como gotas que lloverán por la eternidad.