Por la razón o sin la razón, siempre plúrimo tu estar, que, acompañado, diversión.
Por el entendimiento de holgura parsimoniosa, cual flor con pasión que pierde color.
Por lo que disfrutas y yo odio, nos separa cada instante, diferentes sílabas.
Un vano juramento de amistad dejó caer la última lágrima verdadera y pura, en la tierra seca.
Un cantar blanco y vacío te dedican hoy los dedos danzantes de mi quehacer, no de mal manera.
Un sentimiento que por sentencias no llega, inutilidad de abre y cierra facial, me destruye y te olvida.
La noche enterrada, sin deseos de dejarnos, la tocamos como física y la escribimos como invisible.
La sanguinaria puerta de nuestras verdades, nunca se ve abierta, cerrada está y no hay culpable.
La grieta callada por siempre, ante tal acto de cobardía y abertura, nos muestran el claro camino, para despedirse.
Por ella, un simple momento, la verdad te regala.