Miradas perdidas
en el negro de la noche,
que cobran su tanto
con el precio del dolor.
Amistad prohibida,
desenfreno y goce,
pero sin ternura,
que pasan factura,
en el corazón.
Te digo que la vida
no te regala nada,
y es mi risa forzada
teatro de la razón.
Que cuelgo aquí en mi cara
y se clava en las almas,
de las miradas perdidas,
el espejo sin plata,
que refleja mi ilusión.
Miradas que esconden
lo que el sol no delata,
la mentira ingrata
semilla del desamor.
Se cruzan sin vida
como el hierro de dos trenes,
que la ocasión olvida
porque no convienen,
las miradas perdidas...