La Justicia Traspasara fronteras del espacio y de la muerte….
Gilberto escuchaba música pop mientras esperaba el verde al frente de la fila, regresaba de la universidad se sentía emocionado y la vez tranquilo aquella tarde al fin después de años, como si ese pasado suyo hubiera cesado, y las condiciones de su vida actual se hubieran alineado todas de tal forma que por fin podía disfrutar aquel presente que en el pasado siempre se le había escapado de las manos.
Mientras espera que cambiara el semáforo, su reloj marcaba las 7.00 pm en la intersección del boulevard Atlixco y la 31 poniente, un crucero importante de la ciudad de Puebla en aquel año 2000.
Mientras disfrutaba de aquella música a altos decibeles meneando la cabeza, súbitamente esta se interrumpió, también sintió como el motor del auto se detuvo sin causa aparente, trató de encenderlo nuevamente activando el llavero solo para comprobar que esta acción no tenia efecto, extrañado miro a los conductores de los autos de junto hacer lo mismo sin que tuvieran éxito al querer echar de nuevo a andar sus autos, entonces miró el teléfono y también este había perdido su funcionamiento, vio su reloj y el segundero se quedo en un punto sin avanzar mas. No acababa de salir de aquella sorpresa cuando súbitamente escuchó un estruendo en el cielo como una especie de silbido, y para entonces otra sorpresa mas ya estaba ante su ojos. Su pulso se aceleró tanto que sentía como si su corazón quisiera escapar de su pecho, no podía creer lo que estaba mirando. Justo al centro de aquel crucero empezó a materializarse algo, y mientras lo hacia se escuchaba un sonido sofisticado que seguía los movimientos de creación de lo invisible a lo visible de aquel objeto. Así sucedía esto cuando vio como los conductores de los autos aledaños descendían y corrían atropellándose unos a otros con desesperación, alejándose como fuera posible de aquel objeto en forma de huevo dorado que para entonces ya se había materializado completamente. En su desesperación Gilberto tuvo la intención de hacer lo mismo que los otros conductores, pero repentinamente tomó un extraño valor que inusitadamente se apoderó de él. Así descendió de su auto mientras observaba como se abría una compuerta del aquella especie de capsula dorada y desde dentro una escalinata se abatía hasta llegar al piso. Acto seguido un ser traspasaba aquel umbral entre el interior y exterior. Gilberto que ahora ya se encontraba fuera de su auto observaba con una mezcla de miedo y ese valor adquirido, como aquella nave con aquel ser que ahora descendía de frente a él, con una estatura mas alta que el promedio humano bajaba como si no tuviera ningún temor ni prisa. Gilberto pudo ahora verlo mas claramente, su tés era morena, el cabello largo y dorado, de complexión robusta con una vestimenta que semejaba la que usan las gentes en el desierto, sus facciones finas y augustas, en si reflejaba cierta jerarquía al caminar, sin duda con una apariencia humana, pero lo mas raro de todo es que parecía un ser transparente, una especie de holograma que absorbía luz de aquella capsula para proyectarse fuera de esta. Si hubiésemos visto todo eso en una escena aérea, veríamos las dos calles grandes que concluían en ese crucero llenas de autos parados y la gente alejada a unos 80 metros de aquel punto de materialización de la capsula, observando de manera sigilosa escondidos detrás de los autos o debajo de marquesinas y detrás de columnas de negocios y casas asomando sus cabezas para observar a aquel ser parado junto a aquella capsula y a Gilberto enfrente de su auto como desafiándolo con su presencia. Mientras la atmosfera se llenaba de un silencio casi absoluto, también las luces de las calles y casas se apagaron cuando de repente en los ojos de aquel ser destellaron dos luces pequeñas y se proyectaron en el aire como dos líneas paralelas que fueron a estrellarse en las pupilas de Gilberto. Los testigos dicen que ese intercambio de luz duro unos 30 segundos, cuando las líneas de luz se interrumpieron y aquel ser giró a 180 grados y sin importarle nada ni nadie caminó hacia la escalinata, subió a la capsula y esta se activo con un movimiento en sentido inverso a cuando se había abierto, para así cerrarse y sellarse, utilizando para esto una tecnología que dejó estupefactos a los cientos de espectadores, que seguían mirando aglomerados y guardando una distancia prudente para no poner en riesgo sus vidas. Fue así como ante la mirada de toda aquella gente, esa especie de nave se desmaterializó y simplemente desapareció de este lugar. Mientras esto sucedía Gilberto no pudo sostenerse mas y cayó de espaldas sobre el cofre de su auto deslizando la espalda sobre este para finalmente caer de rodillas al suelo. Con la razón nublada sacó las fuerzas de su juventud para tratar de levantarse rápidamente, pero sintió como la vista se le oscurecía y entonces apoyó las manos sobre sus rodillas para no volver a caer, todo le daba vueltas y unas nauseas intensas lo hicieron vomitar. Vomitó intensamente y al hacerlo sintió alivio a la ves que recobraba la razón. Con el antebrazo se limpió la boca y ergió su cuerpo, instintivamente empezó a jalar aire con fuerza, y ya mas conscientemente vio como la gente le rodeaba y le preguntaban cosas como: “¿Está bien? ¿qué fue lo que paso? ¡Es increíble lo que te ha pasado!”, algunos otros comentaban. Era una nave extraterrestre y otros mas preocupados le pedían a los demás que hicieran espacio para que lo dejaran respirar. Mientras esto sucedía se empezó a escuchar como arrancaban autos y los teléfonos sonaban, entonces él como pudo se abrió un espacio pequeño entre el montón de gente y se subió a su auto, metió la llave lo encendió y violentamente lo puso en marcha acelerando a toda velocidad, pasó casi atropellando a la gente que sin pensarlo dos veces se hizo a un lado.
10/12/2018 José Julio Hernández Chávez