Como espectador del alba,
al escuchar dulces ángeles
corre, grita… y vuela su alma;
Quedando atrás pecados y dolores.
Pensamientos caídos
se despiden del cuerpo,
el cual entusiasmado,
observa el trayecto
que inevitablemente los llevara al mundo de los recuerdos.
Y en una danza celestial,
los pensamientos y antiguos lamentos
cantan y bailan,
olvidando, por un segundo, el maldito mundo a blanco y negro