No fue el U-20 el destructor sino la guerra
la causante del final del Lusitania.
Nada importa una marca submarina
cuando el hombre sin paz es una fiera
que detesta embrutecido a sus congéneres.
El torpedo que hizo blanco en estribor
era ciego y sin alma,
igual que el propio comandante Swieger,
quien no se inmutó por los cadáveres
que flotaban como troncos sobre el agua.
Sin embargo, la ley de la Escritura
lo cubrió paso a paso y en silencio,
siendo así cómo la insignia de cruz negra,
enarbolada esplendorosa por él mismo
en un bello y poderoso submarino,
se perdió para siempre en el misterio.