Haces saber al mundo que todo está bien por un momento,
poder de tus abrazos, por siempre esperanza, sin abandono.
Lástima es que cruces siempre el espejo, sin miedo,
pero llorando por un amor en una canción, olvidado.
Terca tu boca, perdida, meneándose en tu carisma,
oídos sordos en tu vida, la de otros, sin esperanza.
Bello es que, con mis palabras, crees fotos de misericordia,
pero riendo por un cariño en una pintura, hoy hundida.
Triste cosa es la verdad y el silencio,
nunca tú con ellos, yo con su fuerza abrazado.
gritándole a tu cara, que omiso caso hizo,
que volviera y contara sus pasos, pero los cortó.
Cual hilo rojo unido entre palabras, hinca mi mentira,
perdona mis sentencias, obstina nuestra cercanía.
Arden por instantes los momentos de alegría,
contados con técnicas para niños, una, que aún existía.
Ella lo sabe, pero nunca lo dirá.
Nunca diré, para nosotros hoy, final.