Jorge Briceño

Carta de renuncia

Señores Poetas y Poetizas 

A estas alturas, todo lo que tenía que decirse ya se ha dicho, que la poesía es un parásito que busca inundar mentes y deteriorar la vida de quién la posee. Que el tiempo existe y no, dependiendo de la interacción de los medios, que la escritura automática no la descubrió  Paz, que no todos los versos de Bécquer son cursilerías. Que los cuentos han nacido para ser contados y no para ser escritos ni leidos. 

Pero que tienen que decir sus estudiosos de las letras sobre los paisajes o sobre tus ojos, ¿pueden acaso hacer entender al desentendido con  \"palabras bellas\" las imágenes que tengo de ti ? ¿Pueden hacer comprender al incomprendido el placer que desata tu boca y tú lengua exquisita? 

Me temo que no.

Por tanto, he aquí mi renuncia  radical e irrevocable a esta virtud no solicitada