Suspiros de la presión,
Latidos del diapasón.
Soplos del nudo interior,
que no libera los miedos.
Perdidos quedan los dos,
la razón y los sentidos,
cuando se acuna el rencor.
El amor se quedó cojo.
Se quedó queda la voz.
Ciegos del alma los ojos.
Sin sentido el corazón.
Y rotos los tiernos brazos,
que abrazan a la pasión.
Las manos como rastrojos.
El beso quedó en el aire,
como una mota de polvo.
Zarandeado por el odio.
Prendido en las telarañas,
que cuelgan como despojos.
Suspendido en la agonía,
como un dolorido gesto,
que emerge de lo más hondo.
Una cálida corriente,
un cuerpo busca nerviosa.
Donde atracar lentamente,
su sincera calidez.
Acariciando dichosa,
la textura de la piel.
La piel que acepte gustosa,
ser la cuna de su miel.
Flotan las telas al aire,
colgadas de los balcones.
Ocultando el interior.
Lo escondido en los rincones.
Agitando el poderío,
que merma los corazones.
Inusitada cabriola,
entre el hambre y la ilusión.
La Tierra se compromete,
a ofrecernos sus riquezas,
con la sola condición,
de respetar su materia.
Con un gesto de bondad,
ella sin tregua se entrega.
Mientras de pudrir su cuerpo,
el Hombre hace su bandera.
El cielo se equivocó,
al mirarlos con clemencia.
Mientras se ensucian las mentes,
con putrefactas conciencias.
A través de la fisura,
que va quedando entre medias.
Se va colando la luz,
para lavar su presencia.
Lejos quedan las miradas,
aunque se queda su esencia.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
12/12/2018