Lejos quedó la tristeza,
se reunió con la rabia
y la impotencia.
Se sumergió en
un baño de esperanza
e ilusión.
Le agregó al agua
desapego y las nostalgias
se evaporaron por
la ventana.
Con la ayuda de una
esponja de mar
le infundió ternura
y corazón, amores
tan grandes que no
cabían en sus pies.
Ensanchó su pecho
con trocitos de
alegrías y fue
sincero que su
ilusión recorrió
el universo y
volvió para darle
un beso en la
en la mejilla
izquierda y
seguir volando
tan alto pudiere.