Soy los pulmones galopando oxígeno,
el ataud en los últimos días comprado ostentosamente para la pudrición efectiva de la fosa.
Soy los pasos que doy y que fuerte pizan hasta levantar polvo del camino caminado.
Soy el primer parpadeo que di y el último que daré.
Los años que me harán una buena fugadora del tiempo.
Soy los cigarrillos que negué,
los cuantos porros de mariguana que acepte.
Los raspones que no sentí siendo niña
y las escapadas de risa que me han hecho poner duro el abdomen.
Soy una máquina de fragmentos esparcidos en momentos venturosos y otros desleales.
El pielago del mar profundo de mi ser.
Mis venas pulsando lo que por hecho se da cuando respiro, hay vida y también una muerte pronta a aparecer. La figura osamenta de una despiadada y ansioansa que con malévola calmada espera su turno para hacerte perder todo por lo que te desviviste ayer.
Soy los insomnios que torturan mis días,
las ojeras y el inconformismo mismo.
Soy la ulmarina de mi propio campo. El calcio de mis huesos que sostienen el cuerpo.
Soy las cenizas de una hoja extinta.
Soy la tinta que marcan las letras de mi historia.
Soy el sol que penetra y broncea mi piel.
Lo que el presidente ignora y Dios provee.
Y aunque antes haya dudado de Él,
soy un ser humano que a veces por erros quiere y deja de querer.