Si los colores de mi mente
pudieran hablar
encontrarían en cada forma
su misterioso cantar.
Como el dulce pájaro trina
las tardes risueñas
y como el grillo grilla
las noches deshabitadas,
mi mente sería cuna de estrellas
y mi voz de las voces más altas.
Si los colores de mi mente
pudieran hablar,
creo poder aliviar un pesar.
¿Pues si me ha dado tinta la vida
no es preciso que pinte
a cada forma un cantar?
¡Ay si los colores de mi mente
pudieran hablar!