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JUGAR PARA VIVIR.

    Una de las cosas más importantes de nuestra vida, la aprendemos jugando.A través del juego, el niño aprende a erguirse y caminar.Reconoce formas, colores y objetos. Experimenta con las palabras, hasta que adquiere un dominio del lenguaje para interactuar a un nivel más profundo con las personas de su entorno. Gracias a este deseo de conocer y poner a prueba la realidad que nos envuelve, vamos pelando capas de la cebolla, hasta acercarnos progresivamente al corazón de la vida. Algunos psicólogos, consideran que la razón por la que el ser humano ha tomado ventaja al resto de los animales, es por su capacidad, para seguir jugando en la edad adulta. El ser humano, tiene la capacidad de mantener el espíritu lúdico toda su vida, y eso le ha permitido desarrollar el  cerebro más que ninguna especie. Aunque no todos los adultos, hacen uso de este don, que enriquece la imaginación y nos invita a superarnos. Como el gato que dormita en el sofá, muchas personas, se dejan arrastrar por la fatiga y la inercia, perdiendo esa magia. Conclusión: hay que seguir jugando.