Galeno quijotesco
de la bata blanca,
de entrega humana
y de lucha diaria.
De angustias y sosiegos,
de noches de desvelos,
que corren por pasillos
y rincones ante ciegos.
En manos de galeno
la muerte se detiene,
se espanta y se marchita,
ante una bata blanca.
Guardián que salvaguarda
al alma arrinconada,
que yace ante la nada
de trágico dolor.
Gime, el doliente, gime,
hasta decir ya basta,
y el paciente invoca,
el perdón perpetuo,
frente a una bata blanca.
Las horas palidecen.
Se aglomeran los sufrientes,
las fuerzas se deshojan,
y se desborda la entereza.
Médico de bata blanca,
de alma blanca,
de blanca entrega.
Galeno quijotesco
del diario batallar,
henchido de aflicciones,
tuviste que afrontar.
Gracias médico de bata blanca,
por singular entrega,
por curación que sosiega,
y por andar en la brega.
¡Que el Supremo Galeno
te acompañe de por siempre!
a ti, alma etérea,
espíritu inmortal.