Las maletas llenas de alarmas,
para despertar, abrir bien los ojos,
abrir las avenidas, desahuciar el tránsito,
transitar el tiempo entre las narices,
olfatear el frio que uno puede evitar,
y abrigarse si es necesario.
Bajo el codo, como una extremidad más.
Una paciencia, un silencio,
la mirada tuya congelada en mi memoria,
hirviente en ese hielo imposible del pecho.
La brújula de tu aroma continental,
y un paso, y dos, y tres y sigo contando.
En las carreteras,
en los puertos aéreos,
en los marítimos,
en las estaciones espaciales,
en los umbrales de la mente,
hace presencia mi verso
como:
Auto,
avión
barco, satélite,
idea-termita-trotamundos.
Y las distancias encallan en una pregunta.
Y las distancias se vuelven leyenda urbana.
A ti que estás en otra parte del mundo y del sueño:
Déjame decirte que a veces el mundo es enorme,
y otras muy pequeño.
Hoy te encuentras a más de tres mil kilómetros,
alguna vez igual y te encuentras al lado mío.
Después de todo,
eres más grande que el mundo.
“MI SISTEMA SOLAR”.