Descalza.
Desnuda.
Hambrienta.
Locura de amor de madre,
que no cede,
aún en la augusta y definitiva
muerte.
Cruzo vados,
lagos,
lagunas, mares,
y montañas.
Nado salvaje
los océanos azules
y profundos.
Llego a tu tierra amada,
Valencia.
Me entierro en sus raíces,
para conocerte,
aún más.
Los Pirineos salto
y escalo.
Llego a Bélgica
busco a Amberes,
llego a tu polvorienta
tumba,
no hay lodo…
sólo polvo de estrellas…
y me deshago en el abrazo
y beso prometidos,
junto a vos,
dulce Dani!