Andando de noche, me camuflo,
en el lado de la luna oscuro.
Siempre con vestimenta de luto,
llorando por cada mal trago,
que me dejaron atragantado.
Mi corazón yace de color negro,
y pesa como rocas cada latido.
Camino por este camino,
desesperado, por no encontrar mi destino.
¿A dónde voy? Lo desconozco,
pero quisiera dejar de tropezarme,
por cada caída, cuesta más despegarse
del frío, y lleno de cristales, suelo.
Cristales que salen de mi interior,
pero vuelan a cualquier dirección,
hiriendo así a todo mi exterior.