Tengo urgencia de llegar a la plaza central de tu corazón.
Quiero que su música de sentimientos verdes me embriague.
Tomaré la primera gaviota que en su plan de vuelo
presente el mismo afán de estar en tu regazo.
Necesito bañarme en los ríos que recorren tu cuerpo,
subir las cordilleras que embellecen tu cielo,
peinar las palmeras que otean el mar que sale de tus ojos,
bailar con el viento que galopa en tus cabellos negros
donde resplandecen las estrellas que dibujan tus sueños.
No permitas que tu belleza se extinga como niebla
al salir el sol y ven pronto a mis páramos de miel.
Unamos labios y obsesiones.
Corramos a saludar
la vida que duerme en el silencio del anhelo.
Es tiempo de amar los pinos y jazmines
que crecen sin distinguir fragancias en el alma.
Tengo urgencia de palpar la semilla que sembré
en la fidelidad de nuestros cuerpos,
esa fidelidad que tiene el color
de la pureza en las flores de tu jardín.
Te necesito como el día al sol.
No te escondas en las nubes de la ausencia
y llena de luz mis ojos con esa risa tuya
que refresca la soledad ardiente de mis noches.
Tengo urgencia de sentirte
en este solo tuyo corazón
que sin ti se niega a palpitar.