Que para estas fiestas el mundo sea preso de mi amargura y que ancianos y niños puedan odiar de corazón, para que un día tengan el alma pura, pura y fría como los niveles más bajos del infierno de Dante.
Que las fieras salgan de la selva y las bestias salvajes con sus colmillos afilados, para que reclamen de ellos el mundo.
Que la maldad brote de cada ser humano hasta oscurecer la tierra a punto de ver la locura como algo normal y el mal de rabia sea algo trivial.
Paulina Dix