La mirada del enamorado
pule los defectos de su amada,
y así, la memoria del amado
cubre con ternura enamorada
cada recuerdo del bien mirado.
Esa mente que tanto convoca
todo lamento y toda sonrisa
que la faz custodiada provoca,
va formando una imagen precisa
en el alma y después en la boca.
¡Dichosa pasión correspondida
y pura que logra la expansión
de los sentidos y de la vida
dolorosa, cruda y maldecida
logra la función del corazón!