Amanece y sólo puedo recordar
lo que era soñar a tu lado,
lo que era despertar con tu sonrisa,
lo que era ser parte de algo.
Amanece y las sábanas
no dejan de arder por tu cuerpo,
no dejan de sentir tu presencia,
no dejan de sentir el suave susurro
de tu piel que gritaba con el ritmo
salvaje y suave de tu cadera.
Amanece y la añoranza del amor
que estuvo presente duele y la pasión
que un día fue la llama entre tu intimidad
hoy es tan sólo parte del tormento
de despertar a la realidad.
Amanece y es necesario
soltar el sentimiento y aceptar,
cambiar las sábanas y preparar
al corazón para amar,
para sentir y soñar con el amor
que mañana volverá a llegar.
Nadie muere de amor...pero casi.
preparar