Que solo queda el silencio,
entre las voces perdido.
Que presente el griterío,
que las ideas ensordece.
Que solo nace el anhelo,
cuando en le vacío se pierde.
Cuan solos quedan los buenos,
cuando la maldad se crece.
La nieve siguió cayendo,
para blanquear la vida.
Mientras se agranda la herida,
que la humanidad se infringe.
No quedan rayos de luz,
para alumbrar las veredas.
La mar entrega la vida,
pero también se la lleva.
En el quicio de lo auténtico,
se desdoblan las creencias.
Pivotando sobre el genio,
que a veces se mofa de ellas.
Con las páginas en blanco,
para que nadie las lea.
Letanías ancestrales,
pero de pura vigencia.
Aumentaron los rencores,
por la zafia intransigencia.
Cuando la verdad de unos,
es una mentira a medias.
Y en los otros la mentira,
se transforma en una regla.
Cuando una simple promesa,
se disuelve cual pavesa.
Enterrados se quedaron,
los flecos de la decencia.
En féretros encerrados,
como cenizas perfectas.
Como vapores jugosos,
presos en la misma tierra.
Ocultos por el jubón,
para que nadie los crea.
Brotes que nacen del sueño,
para que lo real crezca.
La esencia que los empuja,
insufla vida a su ciencia.
Hojas de brillantes tonos,
para vestir su conciencia.
De nobleza un fuerte tronco,
para aferrarse a la tierra.
El viento suave y dulzón,
las gargantas atraviesa.
Como una cuchilla amable,
que los sentidos cercena.
En la punta donde afloran,
las peregrinas ideas.
Se pelea la injusticia,
con la justicia rastrera.
La verdad rompe las rocas,
que se oponen a su senda.
Crecida en la realidad,
que la mantiene despierta.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
21/12/2018