Ya no te preocupes por la gloria y los elogios.
mantente preocupado
por la belleza de tu verso
y la fineza de tu canto.
Deja la vanidad y los consejos
de los artistas obstinados,
deja que el arte sea el espíritu
que mueve tu alma y el ritmo
que hace bailar tu cuerpo.
Entrégale tus emociones,
pensamientos y sueños,
deja que sea el pañuelo
de tu llanto y tu melancolía,
así como la llama viva
de tu canto y tu alegría.
No esperes tanto del arte
que el arte no espera nada de ti.