Calixtheo

En ámbar

El día que no me llamaste:

pude escuchar tus ecos rebotando en mi vacío,

volví a nadar desnudo entre las palabras más ácidas,

y a apagar mis recuerdos con narcóticos licores,

me quedé en blanco ante los brillantes colores,

y enloquecí con cada razón … contra la razón.

 

Entonces comprendí que entre tu y el infinito no había espacio para mi,

y noté como la metálica angustia congelaba mi personalidad en ámbar.

 

No sé por que … me sentí dispuesto de nuevo:

a cabalgar con placer tus terremotos,

a bailar inconsciente tus esquizofrénicos ritmos,

y a dormir despreocupado sobre tu telaraña.

Recé mil paganas oraciones,

y purgué tus pecados ... y mis venas.

 

Entonces caminé hacia las fuentes de la noche y bebí desesperado,

e implosioné en soledad hasta sentir un dolor fósil que decapitaba tú nombre.

 

… Tu nombre ...

Recuerdo tu nombre azul sonoro,

recuerdo tu mirada líricoagrietada,

tu voz rumor azabache,

… Tu piel ...

recuerdo tu piel de sándalo y mambo ...

 

Tu personalidad omnívora,

 

mi cuerpo deseando ser devorado,

 

tu cuerpo …

 

tu boca melifontana,

 

la carbonatada oscuridad,

 

el celoso vacío,

 

mi respiración deshilachada,

 

las hilvanadas sombras,

 

la escalera de jadeos,

 

el silencio púrpura.