alupego (Ángel L. Pérez)

CON LOS BRAZOS EXTENDIDOS

 

Quien pudiera ver el fondo,
donde se gesta el sentido.
El insondable misterio,
del amor que se mitiga.

Como una fuente que mana,
entre las entrañas mismas.
Enfriando las hogueras,
que se encienden como piras.

Al albur queda el concepto,
de la fuerza de una hormiga.
En el eslabón más débil,
se sustenta la armonía.

Un soplo del pensamiento,
puede romper la codicia.
En una sutil idea,
se concentra la justicia.

Quien pudiera ver la luz,
que se oculta tras la bruma.
Y quien pudiera sentir,
en el amor la ternura.

Poetas que tras los muros,
os peleáis con la vida.
Descifrando el laberinto,
donde viven los enigmas.

Y en el postrero recuerdo,
cuando el aire sea ceniza.
Arribarán las verdades,
que se encontraban perdidas.

Verdes los prados se tornan,
cuando el agua es cristalina.
No tiene sabor el aire,
ni se pudren las semillas.

Sobre la línea del tiempo,
nuevas voces se adivinan.
De nobleza perfumadas.
Hechas de palabras nítidas.

Una idea en el morral.
En el centro un pensamiento.
Un susurro o una voz,
que despierte el sentimiento.

Con los brazos extendidos,
como lazos gigantescos.
Uniendo los corazones,
como guirnaldas de besos.
A.L.
http://alupego.blogspot.es
20/12/2018