La niña ya corre
un tanto cansada
muy lejos está
la maldita alambrada.
La siguen los perros
al igual que los suyos
de felpa y esponja
allá en sus cerros.
Que su eco lejano
de paz y silencio
en su lecho dejado
al lado del niño.
Sus ojos extraviados
buscando la paz
en un mundo lejano
tan raro y fugaz.
Ella va rodeada
de gente distante
sin reyes ni ovejas
sin luces brillantes.
Su corazón palpitante
de tanta tristeza
da vuelta pensando
en su pequeña cabeza.
La niña se duerme
mirando la luna
talvez pensando
su sueño de cuna.
Tendida en el campo
el sol la despierta
sin padres, hermanos
es su razón incierta.